“La a creación de una nueva área protegida que anunció el presidente Lasso en Glasgow, Escocia, es nuestra contribución a la conservación”, sostiene Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería.
Puntualiza que si bien ello re-presentaría un impacto negativo al sector atunero en alrededor de 20 millones de dólares, esta decisión muestra el compromiso que tiene el gremio pesquero con la conservación.
No los tomó por sorpresa
El anuncio no los tomó para nada por sorpresa, ya que lo que el presidente hizo fue definitivamente conversado con nosotros, en realidad esto fue una propuesta que salió del propio sector pesquero, afirma Leone.
En varios medios de comunicación hemos venido explicando cómo se dio el proceso, el cual se inició en junio del año pasado producto de la presencia de las flotas asiáticas que vienen en esos meses en busca del calamar gigante, y que por cuestiones de corrientes y temperaturas se acercaron de forma importante a la Zona Económica Exclusiva Insular.
Comisión para tratar el tema
Explica Leone que ante la presencia de la flota asiática surgieron voces, como era lógico y entendible, de preocupación de que la reserva podría estar en peligro, toda esa biodiversidad y fauna de Galápagos.
Entonces lo primero que sucedió fue que un grupo del colectivo Más Galápagos dijeron que había que incrementar el tamaño de la reserva, que hoy es de 40 millas de los puntos más salientes de las islas formando un polígono de 133.000 kilómetros cuadrados, a 80 millas, pero esas 80 millas iban a quedar dentro de las 200 millas y los barcos chinos estaban fuera de las 200 millas, lo que realmente no contribuía en nada a precautelar o a resolver la preocupación de que se afecten las especies sensibles de Galápagos.
Nosotros dijimos no va por ahí el tema, recuerdo que en esos días hubo mucha presión y el presidente Lenin Moreno formó una comisión en la que estaban Roque Sevilla y Yolanda Kakabatse. Roque Sevilla me llamó, me invitaron y a partir de ese momento tuvimos unas conversaciones iniciales, decidimos armar una mesa de diálogo entre el sector pesquero y el grupo Más Galápagos, para discutir técnicamente esta situación, que, por un lado, efectivamente es importante poder conservar ese patrimonio de la humanidad, pero por otro lado, una decisión como la que se quería tomar podía afectar de manera muy severa al sector pesquero.
Crear nueva área protegida
Comenzaron las conversaciones, fuimos con toda la información que tenemos, ya que la industria del atún es una de las más controladas del mundo y desde hace muchos años venimos cumpliendo todas las medidas de ordenamiento basadas en la CIAT, y pudimos demostrar que el problema no era con nuestra pesquería, porque la pesca incidental que es la que de alguna forma ellos estaban preocupados de que pueda afectar al tiburón martillo, mantarrayas, tortugas, tiburón ballena, etc., en el caso de la pesquería del atún es de apenas 1,8 %, de lo cual la mayoría es dorado, wahoo y otras especies menores.
Siempre dijimos sí, como es una pesquería silvestre la nuestra, en el acto de pesca al momento de hacer un lance llegase a quedar dentro de la red un tiburón, una tortuga o alguna especie sensible nuestras tripulaciones están entrenadas y cuentan con una serie de herramientas y protocolos a bordo para liberar a esos animales vivos y de eso hay decenas de videos en la página de Tunacons, de que lo hacemos.
Así empezaron las negociaciones, luego este tema de China se quedó a un lado y dijeron que lo que había que controlar era esta vía submarina que está alrededor o encima de la cordillera submarina de Cocos (que va de Galápagos a la isla de Coco en Costa Rica). Se había podido detectar que esa era una vía por donde migraban estas especies sensibles, entonces había que buscar una forma de ayudar a protegerlas.
Frente a ello dijimos muy bien, si ese es el problema, entonces creamos una zona especial de protección pesquera encima de esa cordillera, justamente para precautelar y cuidar la vida submarina que se mueve en esas latitudes.
De 30 a 60 mil kilómetros
Entonces nosotros propusimos esta área que más o menos en esa época eran entre 27.000 y 30.000 kilómetros cuadrados. Ellos insistían en que eso era muy poco, que con eso no se podía cumplir el cometido y no vendría ayuda extranjera.
Así continuaron las conversaciones y yo, por un problema de salud, dejé de ser parte de las mesas de diálogo y se le encargó a otras personas del sector pesquero para que sigan participando.
Estando en plenas conversaciones un día nos enteramos por la prensa de una nueva propuesta del grupo Más Galápagos y nos llamó la atención que ellos pretendían crear una nueva zona protegida de 445.000 kilómetros cuadrados, es decir, más de tres veces la actual reserva, a lo que les dijimos que esto no era lo que habíamos hablado, esto no puede ser, hubo una situación tensa y se suspendió el diálogo.
Pasaron los días, se fue el gobierno anterior y no hubo ningún acuerdo, pero nosotros ya habíamos dicho lo que pensábamos y cuál era el aporte que estábamos dispuestos a poner en la mesa para que se discuta.
Hubo cambio de gobierno y un día recibo una llamada del ministro del Ambiente, fuimos a la reunión con algunos representantes del sector y conversamos. El ministro nos dijo que este es un tema que hay que atender, que hay que encontrar una solución, le dijimos, ‘ministro, nosotros no somos salvajes, ni depredadores, ni nada por el estilo, a nosotros más que a nadie nos conviene que los stock en el mar estén en estado saludable, porque esa es la razón de ser de nuestro negocio y en el caso de Galápagos esa es una joya de la humanidad que hay que cuidarla y protegerla y desde ese punto de vista estamos en el mismo canal’.
Implementar declaración
Así llegó el momento en que el presidente fue a Escocia e hizo el anuncio. Ahora estamos en la etapa de ver cómo se va a implementar esa declaración que hizo el Ecuador, es decir, si esto se convierte en una nueva reserva, si es una zona especial de manejo pesquero o si es una zona compartida de control pesquero-ambiental, en fin, eso está por verse.
Consideramos que hay que manejarlo muy bien, porque, por ejemplo, si llegase a definirse como una reserva habría que tener cuidado de que esa área no interrumpa el paso inocente de los barcos porque ahí podría entrar en conflicto con la Convemar.
Canje de deuda
Leone se refiere a la posibilidad de que exista un canje de deuda, subrayando que este es un tema que si se realiza tendrá que ser a la ecuatoriana, porque el esquema de la propuesta de canje de deuda al que tuvimos acceso en el gobierno anterior era totalmente inconveniente, inconstitucional e ilegal y que de habérselo hecho habría constituido una severa violación a la Constitución y hubiera sido calificado como traición a la patria, porque se entregaba el control del mar soberano a un fideicomiso que iba ser constituido en los Estados Unidos, integrado por personas de otras partes del mundo, es decir, que por unos cuantos dólares pretendían controlar el manejo de nuestro mar, eso era inaceptable bajo todo punto de vista.
“Ahora aparentemente las cosas han cambiado, no hemos tenido aún acceso a las condiciones de la actual propuesta, pero el presidente Lasso ha dicho claramente que si se va a hacer algo, debe ser conveniente para el país y a la ecuatoriana”, subrayó.
Diálogo para llegar a acuerdos
Al momento se está trabajando en la forma de implementarlo, esperamos que las cosas se sigan haciendo de la manera como se ha hecho hasta ahora, conversando, tanto el Gobierno a través del ministerio de la pesca y Ministerio del Ambiente, con todo el sector pesquero en su conjunto, no solo el industrial, sino también el pesquero artesanal, incluyendo al sector pesquero de Galápagos.
“Así es como se han dado las cosas, no nos cogieron de sorpresa, fue algo hablado, acordado y a mí me parece muy bien, estamos dando muestras de que los temas importantes y sensibles del país se los puede manejar de esa forma, algo comparable a esto que estamos viendo ahora fue la aprobación de la Ley de Pesca, la que se aprobó por unanimidad, lo que significa entonces que sí se pueden discutir los temas y llegar a acuerdos cuando uno pone las cosas claras”, concluye Bruno Leone.
Sin pedir nada a cambio
Le dijimos al ministro del Ambiente que ya habíamos propuesto tener una zona de protección pesquera y que esta es la contribución que nosotros estamos poniendo sobre la mesa para que se discuta y se acepte, sin pedir nada a cambio. Nos respondió que era un muy buen paso hacia adelante, pero que eso era muy poco, que con eso no llegaría la ayuda internacional, siendo nuestra pregunta nuevamente que si se trata esto de dinero o de conservación.
Entonces siguieron los diálogos y como también participaba el sector pesquero artesanal y del arte de pesca del palangre, surgieron una serie de propuestas para, aparte de esta zona de 30.000 kilómetros cuadrados de no pesca, crear a los lados unas zonas de no pesca para el palangre y al norte de la reserva por encima de la isla Darwin crear otra área que circunscribe la reserva, con lo cual la sumatoria de todas esas áreas se llegaba a los 60.000 kilómetros cuadrados, que es lo que propuso el presidente Lasso.