INVESTIGACIÓN:
ORMAZA-GONZÁLEZ F.I.1,2,
CHICAIZA-MANTILLA S.L.1,
DELGADO-ROMERO A.P. 1,
INTRIAGO-BASURTO A. 1,
PIZARRO-MERA M.E. 1,
SOLÓRZANO-RUIZ Y.F. 1
Escuela Superior Politécnica del Litoral,
Cámara Nacional de Pesquería
Introducción
Durante el año inicial de la pandemia, Ormaza-González et al. (2021) determinaron que el consumo de pescado per cápita anual (kg/p/a) en ciudades de tres de las cuatro regiones del Ecuador, incluidas las dos más pobladas, Guayaquil y Quito, fue: Puerto Baquerizo Moreno (17,7 kg), Portoviejo (11,0 kg), Laurel-Daule (10,1 kg), Balao (24,1 kg), Durán (11,6 kg), Guayaquil (9,0 kg), Quito (10,8 kg) en su orden, con un rango de 10,1 kg a 24,1 kg y un promedio de 13,5 ± 5,5 kg/p/a: si se excluyen los consumos de Balao y Galápagos, el promedio 10,5 kg/p/a.
Estos consumos están por debajo de la media mundial de 21,9 kg/p/a (FAO, 2020), a pesar de la enorme variedad de especies pesqueras del mar ecuatoriano y los importantes volúmenes de captura. Una posible causa según Ormaza-González et al. es el consumo creciente de comida chatarra, sobre todo en las grandes ciudades, donde su consumo ha ganado terreno.
El consumo de proteína de origen animal es necesario por una serie de razones nutricionales, especialmente la de origen marino. Los peces son fuente del aminoácido docosahexaenoico (C22:6 ω-3, DHA), que es un ácido graso poliinsaturado de cadena larga de origen marino. Este aminoácido es fundamental para la formación y funcionalidad del sistema nervioso, el cerebro y la retina de los humanos (Valenzuela et al. 2013) de manera particular en las etapas temprana de los niños y el periodo de embarazo.
Igual de importante es el ácido eicosa-pentaenoico (EPA o ácido icosapentaenoico) que es un ácido graso poliinsaturado de la serie ω-3 (Hosom et al., 2012). Estos ácidos grasos deben ser suministrados externamente mediante el consumo de productos del mar. Además de las proteínas, todo el requerimiento de calcio, hierro, magnesio, potasio, sodio, fósforo, zinc, selenio, etc., es proporcionado por las especies marinas y de agua dulce.
Resumen
En el cuarto trimestre del 2021, se realizaron varias encuestas validadas en línea a 952 personas, con un rango de 85-95 % de certidumbre, dependiendo las localidades que están en las provincias de Guayas, Santa Elena, Esmeraldas, El Oro y Pichincha.
El consumo per cápita anual de Ecuador al año 2017 estaba en 7,7 kg de acuerdo con la OWD (2021), mientras que al 2022 es 7,4 kg/p/a (Kilogramos per cápita anual) de acuerdo con el presente estudio. En el año 2020 se registró 13,5 ± 5,5 kg/p/a en un estudio similar. Sin embargo, tanto en el año 2020 como en 2021, los resultados encontrados están por debajo de lo reportado por la FAO (2020) para el mundo, 21,9 kg/p/a.
Se anota que el 1 % en Guayaquil consume hasta 28,6 kg/p/a. Las posibles razones por el bajo consumo van desde poco o ningún gusto, falta de costumbre, provisión o acceso, restricciones económicas, así como también el incremento de comida chatarra y/o de poca proteína animal.
La cercanía o acceso a puertos o mercados pesqueros no es necesariamente determinante en el mayor o menor consumo de pescado; en Santa Elena el consumo hallado fue <7,8 kg/p/a. La forma preferida de consumo (frito y apanado) no es quizá la mejor forma de prepararlo. Igualmente, el consumo de filetes induce a la compra de peces más grandes (y caros) como dorado, albacora (atún), picudo, robalo, etc. Peces pelágicos pequeños se consumen en menor volumen, aunque son más baratos. El atún en conserva es el preferido de los consumidores.
Se debe promover el consumo de pescado, dado que el Ecuador es un país pesquero por excelencia. La promoción debe involucrar al sector privado y público.
Política de desarrollo social
Recientemente, Bennett et al. (2021) hizo hincapié de que el pescado como parte de la alimentación debe ser una política de desarrollo social al que se debe dar mucha atención, ya que reduciría significativamente la desnutrición, además de ser un incentivo de desarrollo en el largo plazo y ser unas de las metas de la FAO (2020) establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS).
Uno de los más graves problemas que tiene el Ecuador en el área de salud son los altos niveles de desnutrición crónica
infantil (DCI). En Ecuador, la desnutrición infantil pasó de 24,8 % en 2014 al 27,2 % en 2021, mientras que los gastos asociados a la malnutrición -como salud, educación y pérdida de productividad- representarían alrededor del 4,3 % del producto interno bruto (Unicef, 2021a).
La FAO (2020) predijo que durante la pandemia COVID-19, la malnutrición ha podido afectar de 83 a 132 millones de personas aparte de los ya existentes 678 millones registrados en el año 2018. Reportamos el consumo de pescado durante el 2021 y sus posibles razones y consecuencias.
Materiales y métodos
Se realizaron una serie de entrevistas en línea, al mismo tiempo se emplearon herramientas como las encuestas, para obtener data que pueda ser segmentada y cuantificable. Las plataformas de encuestas en línea Survey Monkey y Google Forms fueron utilizadas, mientras que las vías de comunicación fueron: WhatsApp, Instagram, Twitter y Facebook.
Las entrevistas fueron anónimas y sin diferenciar género ni ingresos económicos. Sin embargo, se considera que las personas encuestadas tienen un nivel de educación de tercer nivel.
Localidades y consumo
Las localidades reportadas aquí son aquellas donde el >85% de las encuestas fueron validadas (respondida en su totalidad) y el 10-15 % de las encuestas fueron respondidas por varias, en otras ciudades o localidades del Ecuador, por ejemplo: Santo Domingo, Quito, Durán, etc.
Santa Elena (La Libertad, Salinas y Santa Elena). 174 encuestas, nivel de confianza del 95 %. Población de 308.693 habitantes, INEC (2010).
Guayas (Guayaquil): 701 encuestas, 477 respuestas validadas (respondida en su totalidad). Margen de error 4 % considerando una población de 2’654.433 habitantes.
El Oro (Santa Rosa): 63 encuestas validadas, 90 % confianza, margen de error del 10 %, con una densidad poblacional de 70.000 habitantes, de acuerdo con el censo (2010).
Esmeraldas (Esmeraldas): 55 respuestas validadas, 90 % nivel de confianza y con margen de error del 11 % para una población de 154.035 habitantes. Aproximadamente de acuerdo con el censo (2010).
Pichincha (Cayambe): 27 personas con margen de error 19 %, debido a la dificultad que se presentó por cuanto los entrevistados no querían dar opiniones.
Resultados
La edad promedio de los entrevistados estuvo entre 18-50 años. La principal pregunta fue sobre el número de veces (0, 1-2, 3-4, >4) que consumen a la semana, tomando como ejemplo el tamaño (100 g) de porción mostrado en la Fig. 1. Sobre 80 % de los entrevistados, consumen 1-2 veces por semana, pero no todas las semanas.
La Tabla 1 muestra el consumo en varias ciudades.
En Guayaquil se encontró que el 84 % consume 7,8 kg/p/a, mientras que el 15 %: 18,2kg/p/a, y el 1 % llega a 28,6 kg/año/per. En Cayambe, el 11 % no consumen pescado, 50 % alrededor de 1,5 kg/p/a. En Santa Elena (La Libertad, Salinas y Santa Elena), 63 % consumen <7.8 kg/p/a, 33 % puede llegar al doble; <5 % de los entrevistados supera estos consumos. En Esmeraldas y El Oro, 90 % consumen entre 100-400 g por semana, en promedio el consumo es lige-ramente superior a 10 kg/p/a.
Las personas en Santa Elena remarcaron que hacen el uso de todo el pescado, pero en general la mayoría consume los filetes de pescados, ya sea fresco, congelado o en conserva. Pero también consumen peces pelágicos pequeños como son la hojita, camotillo, brujo, carita, trompeta, pinchagua, morenillo, voladoras, entre otros (lista de alrededor de 40 especies) que son de fácil captura por la pesca artesanal.
En las otras localidades la mayoría trata de consumir especies de mayor valor económico como la albacora, el dorado y el picudo, entre las más representativas. El atún en lata, junto al dorado, robalo, tilapia, albacora (atún) y corvina son los más consumidos tanto en frecuencia como en volumen, mientras que los menos consumidos son el camarón y el salmón. En Guayaquil son importantes el camarón y el cangrejo.
Fue consistente que, de preferencial manera, la forma de preparar y comer el pescado sea frito (40,5 %), cocido en sopas (15 %), al vapor (11,7), apanados (19,4), asados, estofado, encebollado y en forma de cebiche.
En Esmeraldas, Santa Elena y El Oro >95 % de las personas consumen todo el pescado, excepto las vísceras.
Tabla 1. Consumo kg/p/a en distintas provincias y ciudades. El consumo es el reportado por >80 % de la población muestreada.
Discusión y conclusiones
Según este, el promedio de consumo fue de 8,32 kg/p/a que es inferior al promedio de lo reportado por Ormaza-González et al. en el año 2020 (13,5 ± 5,5 kg/p/a), pero dentro del rango. La diferencia, asumiendo que el muestreo fue similar, son las localidades entrevistadas; ciudades como Cayambe el consumo esperado es menor que el de Balao o Galápagos: 24 y 18 kg/p/a, respectivamente.
Por otro lado, en el año 2020 la situación social por las medidas de restricción y los problemas de salud debido al COVID-19 son distintas a las del presente estudio. Igualmente, las condiciones económicas son más difíciles en 2021 que en 2020. Además, debe tenerse en cuenta que durante el confinamiento los hábitos die-téticos habrían cambiado, como informó Knuppel (2021).
Las posibles razones por el bajo consumo van desde poco o ningún gusto, falta de costumbre, provisión o acceso, restricciones económicas, así como también el incremento de comida chatarra y/o de poca proteína animal.
El 1 % de Guayaquil consume el 28,6 kg/p/a, lo cual puede ser considerado como excepción.
Podemos constatar que no necesariamente la cercanía o acceso a pescado es determinante en el mayor o menor consumo de pescado. La provincia de Santa Elena es un ejemplo, pues a pesar de tener varios puertos pesqueros importantes y actividad pesquera muy relevante, el consumo de pescado es pobre (<7,8 kg/p/a). El caso de Cayambe, que está en la región Interandina, se esperaría bajo consumo porque el acceso y/o provisión de pescado es limitado, lo que probablemente ha fomentado la costumbre de no consumirlo.
El consumo per cápita anual (2017) de Ecuador está en 7,7 kg/p/a de acuerdo con la OWD (2021), lo cual es ligeramente superior al 7,4 kg/p/a del presente estudio. De cualquier modo, los dos valores están muy por debajo de lo reportado por la FAO (2020) para el mundo, 21,9 kg/p/a. Aparte, no se hace uso de la variada gastronomía local para preparar pescado, la mayoría lo prefiere frito, que es quizá la forma menos adecuada de consumirlo. Asimismo, hay preferencia a las especies grandes porque proveen filetes y quizá más fácil consumirlo, pero, asimismo, de mayor costo.
Ecuador debe promover el consumo de pescado para ayudar a disminuir la alta tasa de desnutrición infantil, así como para mejorar el perfil nutricional de la alimentación de la población en general. La promoción debe ser una gestión tanto pública como privada.
Referencias
Bennett, A., Basurto, X., Virdin, J. et al. Recognize fish as food in policy discourse and development funding. Ambio (2021). https://doi.org/10.1007/s13280-020-01451-4.
FAO. 2020. State of the world fisheries and aquaculture: Sustainability in action. Rome: FAO.
Ormaza-González et al. (2021). Effective per capita fish consumption in Ecuador during the 2020 pandemic year. Foro Iberoam. Rec. Mar. Acui. 10 (2021) | 448-458. https://doi.org/10.5281/zenodo.5164441.
OWD (2021). Fish consumption in Ecuador. https://ourworldindata.org/grapher/fish-and-seafood-consumption-per-capita?tab=chart&time=1961..2017&country=~ECU.
UNICEF 2021b. https://www.unicef.org/ecuador/sites/unicef.org.ecuador/files/2021-03/Desnutricion-Cronica-Infantil.pdf
Valenzuela B, Rodrigo, Morales P, Jessica, Sanhueza C, Julio, & Valenzuela B, Alfonso. (2013). Ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido graso esencial a nivel cerebral. Revista chilena de nutrición, 40(4), 383-390. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-75182013000400009