En la continua batalla contra la obesidad, enfermedades del corazón y la diabetes en la región del Pacífico, un nuevo estudio revela que la asignación de atún suficiente para el consumo local y mantenerlo asequible podría mejorar significativamente los resultados de salud.

Ante el aumento de estas enfermedades, producto de la abundancia de alimentos de bajo contenido nutricional y alto porcentaje calórico, un mayor del consumo de pescados y mariscos, que son ricos en proteínas, ácidos grasos esenciales, vitaminas y minerales, es visto como una parte importante de la solución.

Un estudio, publicado en la revista Marine Policy, encontró que para el año 2020, la población de los 22 países y territorios insulares del Pacífico necesitará 268.000 toneladas de pescado al año para la seguridad alimentaria, aumentando a 344.000 toneladas en 2035. el consumo total de pescado actual es de alrededor de 210.000 toneladas por año, y la mayor parte de este es capturado de los arrecifes de coral.

Sin embargo, la pesca costera en base a los arrecifes de coral en muchos países y territorios de las islas del Pacífico no tiene la capacidad de producir más pescado. De hecho, habrá menos peces de arrecife por persona a medida que aumentan las poblaciones humanas.

«Una brecha está surgiendo entre la cantidad de peces se pueden cosechar de manera sostenible de los arrecifes bien gestionados y la cantidad de pescado que se recomienda para una buena nutrición», dijo el Director de la Secretaría de Pesca de la Comunidad del Pacífico, la acuicultura y la división de los ecosistemas marinos, Moisés Amos. «La brecha se incrementará dramáticamente en algunos países en los próximos años. Este estudio muestra cómo se pueden usar los recursos de atún de la región para llenar el vacío y suministrar el pescado necesario para una alimentación sana”.

Países y territorios que comparten el Pacífico obtienen beneficios significativos a partir del atún en términos de los ingresos del gobierno y de la manera en que flotas pesqueras y conserveras contribuyen a su PIB. Se trata entonces de explorar los mercados internos y cercanos naturalmente para cubrir buena parte de las necesidades de éstos en el momento oportuno. El estudio sostiene que el objetivo de poner más atún disponible para la seguridad alimentaria local debería incluirse en los planes de gestión del atún regionales y nacionales para asegurar que cantidades suficientes son asignadas.

En toda la región, el atún tendrá que proporcionar el 12 por ciento de los peces necesarios para una buena nutrición en 2020 y 25 por ciento en 2035.

El estudio también concluyó que más mejoras en las evaluaciones de poblaciones de cuatro especies de la región de atún – barrilete, aleta amarilla, patudo y atún blanco – y más observaciones acerca de cómo los ecosistemas de apoyo responden a la presión pesquera, la variabilidad climática y el cambio climático, podrían mejorar el conocimiento sobre la distribución y la abundancia de atún y ayudar a asegurar los beneficios económicos y de seguridad de los alimentos disponibles de estos valiosos peces.

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