DÍA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN: LOS PRODUCTOS DEL MAR APORTAN EL 7.5% DE LAS PROTEÍNAS A ESCALA NACIONAL

Uno de los factores necesarios y fundamentales que permite el crecimiento y desarrollo de la sociedad implica la alimentación y nutrición, siendo esta una de las competencias y responsabilidades que involucra al estado, sociedad e industria. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, proclamó hace 41 años, el 16 de octubre como el Día Mundial de la Alimentación con el propósito de concientizar sobre la importancia de combatir el hambre, pobreza y desnutrición en la humanidad, además de ser uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados en la agenda 2030.

Según el informe del estado mundial de la pesca y acuacultura 2020 (SOFIA por sus siglas en inglés), se reporta que el consumo de pescado anual crece a una tasa del 3,1% versus a la población que crece a 1,6%. Además, la misma organización afirma que “se prevé que el consumo mundial de pescado para la alimentación en 2030 sea un 18% más alto que en 2018 (20,5%)”. El incremento en la producción de alimentos también debe enfocarse en gestionar una práctica sostenible a través del uso de tecnología en procesos de producción y manejo de los sectores: pesquero, acuícola y maricultura para conseguir alimentos de alta calidad desde su obtención hasta el consumo final y sobre todo aprovechar de forma sustentable los recursos disponibles de la naturaleza, como es el mar.

De todos los alimentos que los seres humanos necesitan, la proteína es el nutriente más impactante de producir. A nivel global, la mayoría de los aumentos en la producción de alimentos terrestres provienen de la sustitución de los bosques tropicales por granjas. El aumento de la producción de proteínas del mar debería ser parte de la solución. Tiene una huella de carbono mucho menor y muchos menos impactos en la biodiversidad. Maximizar el aprovechamiento sostenible de los productos del mar, facilitará mucho el logro de los objetivos climáticos y de biodiversidad.

El consumo per cápita de productos del mar en Ecuador es de 7.77 kg por año según datos de FAO con corte al 2017. De este total, el 40% lo conforman especies pelágicas, de las cuales destacaría principalmente las especies de atún y otros pelágicos pequeños y grandes en todas las presentaciones que se comercializan en el Ecuador, es decir como conservas, pescado fresco en las diferentes variedades gastronómicas propias de nuestra tradición culinaria. Otro dato interesante es que los productos del mar aportan el 7.5% de las proteínas animales y vegetales a escala nacional, mientras que las carnes de res el 8.2%. (INEC, 2015)

Ecuador es el segundo productor de atún en el mundo, después de Tailandia, cuenta hoy en día con la mayor flota atunera del Pacífico Oriental. Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP), sostiene que la capacidad de acarreo de la flota ecuatoriana la convierte en la de “mayor potencia” en la región y la segunda industria a escala mundial, luego de Tailandia. El consumo de atún durante el primer trimestre del año en curso ha incrementado considerablemente, ya que este tipo de proteína por su accesibilidad y alto contenido de aceites esenciales como omega 3, 6, 9 forman parte de la dieta principal para una correcta nutrición.

Finalmente, no podemos dejar de lado las diversas acciones que el sector pesquero nacional ha optado por mejorar la producción hasta la comercialización directa de alimentos que provienen del mar. Dentro de la oferta exportable de Ecuador, el atún ocupa durante muchos años el primer lugar de los productos industrializados que agrega valor, generando decenas de miles de puestos de trabajo tanto en la flota pesquera como en las fábricas de procesamiento. La industria ha invertido en investigación y desarrollo para la formulación de innovadoras preparaciones, tanto en empaques que facilitan el consumo como en salsas o preparaciones que agregan ingredientes vegetales a las conservas atendiendo variedad de gustos en una gran cantidad de nichos con exigentes consumidores, así como, en permanentes mejoras de prácticas de pesca sostenible a bordo de la flota, lo cual fortalece la valoración comercial pero también el valor social y ambiental de la producción ecuatoriana que permite ser parte fundamental de la seguridad alimentaria del país.