A poco de finalizar el 2018, la revista Ecuador Pesquero conversó con el Ing. Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería y principal representante del sector pesquero industrial del país, para evaluar lo sucedido hasta ahora y sobre todo conocer su opinión sobre temas trascendentales para su sector, como la Ley de Fomento Productivo, la subida del precio del diésel pesquero y la eliminación del Ministerio de Acuacultura y Pesca.

 

¿Empecemos evaluando estos primeros diez meses en el sector pesquero?

Este año las capturas no han sido buenas, el atún barrilete, que es la especie que más pescamos nosotros de acuerdo con los datos de la CIAT, a la fecha tenemos un 22% menos, mientras que las otras especies se han comportado más o menos igual.

Esto ha hecho que también las exportaciones no hayan crecido, aunque sí ha habido un crecimiento por precios, pero no por volumen.

Esta reducción en la pesca se debe a condiciones netamente oceanográficas, eso lo tenemos identificado, pero para el próximo año se prevé una mejora en las capturas.

 

En el ámbito económico y político, ¿cómo evalúa la situación, es positiva la Ley de Fomento Productivo?

La Ley de Fomento Productivo ha sido una buena iniciativa del Gobierno, marca un cambio de rumbo de aquel modelo de hacer crecer la economía por el gasto público a un modelo donde el generador de ese crecimiento económico sea la empresa privada.

El Gobierno envió ese proyecto de ley que finalmente fue aprobado, en el cual se establecen importantes incentivos de orden tributario y otros.

En el caso concreto de la pesca, un beneficio importante adicional es que aquellos barcos que se construyan nuevos (en el exterior porque aquí no hay la capacidad para hacerlo) en el momento que se los nacionalice sean exentos del IVA.

También se aprobó que los insumos y equipos para la producción del sector agrícola, acuícola y pesquero también estén libres del IVA, para lo cual deberá emitirse un Decreto Ejecutivo

De igual manera se pidió una exoneración del ISD por servicios para cuando los barcos tengan que hacer sus reparaciones en astilleros de afuera porque aquí no hay capacidad. Todo eso ha sido muy importante, ahora estamos esperando el reglamento que debe salir pronto.

En la Cámara Nacional de Pesquería estamos atentos para ver cómo va a funcionar el tema, a fin de servir de facilitador a nuestros agremiados, para guiarlos en el proceso de la elaboración del contrato de inversión o del instrumento que se defina para poder acceder a estos beneficios.

 

¿Se crea la Ley de Fomento, pero le suben el precio al diésel pesquero?

Hay una situación real, un problema serio económico de déficit causado por el excesivo gasto público, por las excesivas obras con sobreprecios y defectos, esto originó un déficit que al principio se lo financió con deuda, pero ya llegó el país a un límite y no puede seguir endeudándose más, entonces el Gobierno está haciendo esfuerzos por reducir ese déficit y tiene que trabajar por el lado de los ingresos y egresos.

Por el lado de los ingresos, entre otras cosas, lo que ha hecho es suprimir el tema de los subsidios y en lugar de pensar en hacer una revisión a todas las gasolinas decidió hacerlo solo con la súper y afectar el diésel pesquero y camaronero.

Ahí nosotros tuvimos que tener varias reuniones con miembros del Gobierno para explicar el daño que podría causarse porque la intención inicial era liberar el precio y ponerlo a valores internacionales lo cual habría significado un impacto negativo tremendo para la industria y afectar un sector que genera más de 49 mil plazas de trabajo y genera 1.540 millones de dólares en exportaciones, dólares que sirven para mantener la dolarización, que genera 146 millones de impuestos, que genera 36 millones de dólares para la contribución a la seguridad social y otros 23 millones de dólares en la contribución de la participación de las utilidades de los trabajadores.

Les explicamos que, en resumen, por cada dólar que la industria recibe de subsidio (porque el país consume 1.300 millones de galones al año, de los cuales el sector pesquero consume apenas US$ 65 millones, que equivalen al 4,8%), entonces nos están entregando en teoría un precio diferenciado de 65 millones y nosotros le devolvemos a la economía y al país por cada dólar que recibimos 2,04 dólares, es decir que somos una industria altamente positiva y eso lo explicamos que eso es lo que se podía afectar y que ocurre algo similar con el sector camaronero.

Después de negociar, hablar y exponer una vez más nuestra contribución al país y a la gente, se decidió aceptar un incremento a 25 centavos en el diésel, que, de todas maneras, ocasiona un impacto en nuestra estructura de costos.

¿Cómo van a manejar el aumento del diésel en sus costos de producción?

Cuando se exporta no se puede traspasar estos aumentos al consumidor final, ahí hay una afectación. Si usted sube la estructura de costos el margen de maniobra es mucho más pequeño y hay que tener mucho cuidado. En nuestro caso no vemos por dónde hacer una reducción de costos, ya que, por ejemplo, nuestra flota es antigua y hay que gastar mucha plata en el mantenimiento, por lo que no podemos ahorrar plata por ese lado, ya que el barco es un bien productivo. En el momento que usted deja de gastar plata en el mantenimiento peligra la producción de su barco, ya que puede presentar daños y no puede pescar, inclusive peligraría la seguridad de los tripulantes.

Tampoco hemos recurrido a reducir fuentes de trabajo. Nosotros siempre hemos estado ahí defendiendo los puestos de trabajo y eso se lo dijimos, que en ningún momento, en el peor de los momentos, en las crisis más fuertes, inclusive hace un par de años cuando los precios cayeron dramáticamente, nosotros nunca despedimos gente, siempre estuvimos ahí defendiendo los puestos de trabajo, lo que también explicamos y de alguna forma fue tomado en cuenta.

 

¿La eliminación del ministerio fue otro golpe al sector?

Eso también fue otro motivo de discusión, pero finalmente se ha llegado a una decisión que ha sido, pues, de alguna forma aceptada por el sector.

Tenemos muchos compromisos pendientes y sobre todo en noviembre una auditoría de la Unión Europea, se les explicó que no podía quedar como Secretaría Técnica y se acordó finalmente quedar como estábamos antes, es decir, con un viceministerio con sus tres subsecretarías muy bien definidas, esto es la Subsecretaría de Pesca, la Subsecretaría de Acuacultura y la Subsecretaría de Control de Calidad e Inocuidad.

La diferencia está en que ya no seremos parte del Ministerio de Agricultura sino del Ministerio de la Producción, Comercio Exterior, Acuacultura y Pesca como se llama desde ahora y que está a cargo del ministro Pablo Campana.

Personalmente yo pedí que la sede del Viceministerio siga en la ciudad de Manta, porque tiene sus derechos, tiene sus realidades y creemos que es lo más justo.

Entonces así va a quedar, esperemos que eso se resuelva pronto y que las autoridades con estas nuevas realidades puedan trabajar ya y cumplir bien sus funciones, sobre todo de cara a los compromisos que se vienen.

 

¿En los sectores productivos, y específicamente en el pesquero, existe una especie de sinsabor con el Gobierno?

Nosotros entendemos la dinámica del país, la situación del país y entendemos que las cosas se resuelven de esa manera.

El presidente Lenín Moreno lo ha repetido varias veces que la mejor herramienta para gobernar es el diálogo, así que desde ese punto de vista nosotros hemos acudido a ese diálogo y nos hemos sentado a conversar y hemos llegado a acuerdos en los dos temas que han sido muy sensibles y muy complicados.

Lo bueno es que sí hemos recibido respuestas, ya que además nuestros argumentos han sido muy sustentados y de peso.

Lo principal es que antes de tomar medidas se dialogue y se converse, en los dos casos, tanto del diésel como del ministerio, de alguna forma el diálogo fue posterior, anunciaron una medida sin haber conversado, eso dio lugar a una reacción muy fuerte de parte del sector, felizmente con argumentos muy sólidos y bien sustentados logramos que se repiensen las cosas y al final se corrijan.

“El mundo cada vez se hace más eficiente y los mercados cada vez más exigentes y si nosotros no respondemos en la misma medida y con la misma velocidad es posible que tengamos problemas con otros mercados como ya aconteció con el de Perú”.

 

¿En los temas de mercado y de competitividad cómo están las cosas?

Ahí tenemos una tarea pendiente y muy complicada. En una reciente reunión se lo planteamos al presidente, por ejemplo, nos han dicho que hay una ley que está por salir que es para la reducción de trámites, eso va a resolver algunos de los problemas que tenemos, pero definitivamente hay otros por revisar, como el esquema laboral, los costos internos, la tramitología pesada, ahí tenemos mucho por trabajar.

Aparentemente estamos en buen momento, hay espacio en la agenda para trabajar en el acuerdo comercial con EE.UU. cuyas negociaciones podrían reactivarse en noviembre, ahí tenemos muy buenas expectativas.

Hemos perdido el mercado de Perú porque este país hizo un acuerdo comercial con el Asia, con Tailandia, y ahora está inundado de producto barato y de mala calidad, y el producto ecuatoriano que antes se vendía muy bien allá ahora por tema de precios se le hace muy difícil competir.

Esas son las cosas que hay que tomar en cuenta, el mundo cada vez se hace más eficiente y los mercados cada vez más exigentes y si nosotros no respondemos en la misma medida y con la misma velocidad es posible que podamos tener problemas con otros mercados.

Por ejemplo, en estos momentos nosotros entramos a Europa libre de impuestos, cero por ciento pagamos nosotros contra 24% que pagan los tailandeses, pero ellos están haciendo su trabajo para tratar de entrar sin aranceles y en el momento que lo logren la competencia va a ser muy difícil.

 

¿Qué se resolvió en la reciente reunión de la CIAT?

El año pasado el Ecuador fue con una situación complicada a esa reunión, porque a su vez en la reunión del 2016 como no había acuerdo al final se terminó aceptando una cuota global de 97 mil toneladas entre atún aleta amarilla y ojo grande. En el momento que se aprobó nunca se pensó que se podía llegar a esa cifra, pero resulta que el año pasado por el mes de agosto ya estábamos a punto de llegar a esos límites y la pesquería se pare. Luego de negociar y exponer los motivos se logró destrabar esa regulación que ya estaba vigente y a cambio tuvimos que aceptar 10 días más de veda, esto es de 62 pasamos a 72 días; adicionalmente a cambio también tuvimos que aceptar un límite de plantados por barcos, cosa que antes no existía.

Dijimos ok, pero que sea un programa trianual, estamos por la mitad de ese tiempo; sin embargo, en reuniones del mes de mayo los científicos consideraron que la resolución todavía estaba demasiado corta para las pretensiones de cuidar el recurso y estaban pidiendo medidas adicionales, cosa que nosotros de ninguna manera podríamos aceptar porque ni siquiera había pasado un año para evaluar la medida.

Fuimos a la reunión un grupo de empresas y con la asistencia de un técnico extranjero que nos ayudó a plantear los temas desde el punto de vista científico y de alguna forma proponer revisiones a los métodos de evaluación, lo cual tuvo sus resultados positivos, ya que no se tocó la resolución, pero hemos quedado comprometidos todos los países en seguir trabajando para ver cuál es la mejor forma de controlar la pesquería hacia el futuro, porque es un hecho que ha aumentado el esfuerzo pesquero con el número de barcos y los stock tienen que ser cuidados de alguna manera.

El consultor que nos ayudó en esa reunión ya se decidió en un directorio de la cámara contratarlo permanentemente para que nos asesore en la parte científica, porque al Ecuador sí le está haciendo falta un poco más de peso en ese aspecto.

 

«Lo principal es que antes de tomar medidas se dialogue y se converse, en los dos casos, tanto del diésel como del ministerio, de alguna forma el diálogo fue posterior, anunciaron una medida sin haber conversado, eso dio lugar a una reacción muy fuerte de parte del sector”.

 

¿Qué perspectivas se presentan para el 2019 y qué esperan del Gobierno?

La pesca depende mucho de la parte climática, oceanográfica, desde ese punto de vista ya sabemos que son procesos naturales y tenemos que lidiar con lo que se presente, en la parte industrial estamos bastante bien, tenemos que ganar competitividad, tenemos que buscar formas de mejorar la competitividad, eso es un reto pendiente, es una tarea de todos.

En la medida que el país pueda ir resolviendo sus problemas macroeconómicos también será muy importante para dar más tranquilidad a la producción.

Hemos vivido 10 años de sobresaltos, de peleas y todo, ya estamos cansados de eso y ahora tenemos que pensar en positivo y ver la forma de salir adelante todos como país.

Así que al Gobierno, pues, que haga las cosas bien, que siga trabajando en el tema de la competitividad, que siga trabajando en el tema de la disciplina fiscal, el tema no es no gastar sino gastar bien, es decir, hoy estamos viendo que el país se endeudó en miles de millones de dólares en una serie de obras que en muchos casos están mal hechas, y no están sirviendo para lo que fueron hechas y no podemos darnos el lujo de desperdiciar recursos de esa manera.

Que el Gobierno siga fiel a esa política de diálogo, creo que eso es muy importante. Yo personalmente he tenido la oportunidad de hablar con el presidente y le he dicho que la lógica del sector privado es diferente, la gente invierte, todos los días hacemos cosas, compramos equipos, reparando, invirtiendo, y que las grandes inversiones que se ven en el campo petrolero, en el campo minero eso es otra cosa, pero el sector privado está trabajando permanentemente.

 

¿Cuál es la situación del sector pesquero al momento?

El sector está sólido, estamos en un mercado maduro, el atún ecuatoriano está bien posicionado, tenemos un problema serio en competitividad y en eso el Ecuador tiene que trabajar.

El problema del Ecuador es la falta de trabajo, de empleo y el mejor plan social que cualquier gobierno puede poner en práctica es aquel donde la gente tiene trabajo, eso es lo que hay que buscar.

 

¿Un mensaje final?

Dar gracias a Dios por la salud, por la vida y que nos permita seguir trabajando con fe. La gente tiene que tener la posibilidad de llegar a acuerdos mínimos en aras del beneficio de todos.

Estaremos siempre dispuestos a ir a la mesa de negociaciones, del diálogo, a conversar, a exponer nuestros problemas y si alguien tiene una mejor idea bienvenido sea.

Yo creo que en algún momento es necesario que alguien tome la posta en la Cámara Nacional de Pesquería, porque la verdad es que esto es bien agotador, uno tiene que estar ahí, reuniones, viajes, todo el mundo tiene sus problemas y para cada persona su problema es más importante.

Pero ahí estamos, haciendo patria desde nuestra trinchera, creemos que la forma de salir adelante es trabajando y eso es lo que hacemos, la gente ve el trabajo que se realiza, no tenemos ninguna aspiración que no sea la de servir y de que las cosas funcionen bien.