Por: Franklin Ormaza Gonzalez, PhD
Cámara Nacional de Pesquería
Las condiciones oceanográficas del Pacífico ecuatorial central durante los eventos El Niño afectan de manera amplia las variables meteorológicas y oceanográficas a escala global, pero su impacto es especialmente intenso en la costa este del Pacífico ecuatorial. Esto repercute no solo en la pesca, sino también en la agricultura, la infraestructura, la salud pública, la aparición de epidemias, y el sector financiero de países como Colombia, Ecuador y Perú. Entre ellos, Ecuador es particularmente vulnerable, ya que toda su franja costera experimenta alteraciones significativas en las condiciones oceanográficas y metrológicas durante estos eventos.
Fig. 1. Declaración oficial de la NOAA de las condiciones prevalente en el área 3.4 al 10 Noviembre 2025. Fuente: https://www.climate.gov/news–features/ .
El fenómeno de La Niña, por su parte, también genera impactos importantes, produciendo por lo general sequías y disminución de la temperatura superficial del mar, lo que puede afectar la acuicultura y la agricultura. Sin embargo, favorece el fortalecimiento de la cadena trófica marina debido al afloramiento de aguas subsuperficiales ricas en nutrientes. Esto intensifica la productividad primaria y el flujo de energía hacia niveles tróficos superiores, beneficiando a diversas especies pesqueras, especialmente los peces pelágicos.
Durante prácticamente todo el 2025, el Pacífico central ecuatorial se mantuvo en condiciones neutras, con anomalías de temperatura superficial del mar (ATSM) dentro del rango de –0.5 °C a +0.5 °C. Sin embargo, a partir de la segunda semana de julio comenzaron a observarse condiciones asociadas a La Niña.
Finalmente, el fenómeno de La Niña fue oficialmente declarado el 17 de noviembre, según el reporte semanal de la NOAA (Fig. 1). Las ATSM en la región 3.4 se han mantenido negativas desde la última semana de julio, con valores que oscilaron entre –0.1 °C y –0.8 °C hacia mediados de noviembre (Fig. 2).
A estas condiciones oceanográficas se suman las señales meteorológicas reflejadas en el Southern Oscillation Index (SOI), el cual se ha mantenido durante al menos dos meses dentro del rango característico de La Niña (>7; Fig. 3).
Fig. 2. ATSMs en las cuatro áreas de El Niño, 4, 3.4, 3 y 1+2 (ver anterior reporte): https://www.cpc.ncep.noaa.gov/products. Reporte al 8 de diciembre.
Con el acoplamiento de ambas variables dentro de los rangos establecidos, se confirma la presencia de La Niña. Este evento será de corta duración y se mantendrá hasta enero–febrero de 2026.
Posteriormente, las condiciones evolucionarán hacia un estado neutro negativo (ATSM entre 0.0 y –
0.5 °C) hasta aproximadamente abril, para luego transitar a un estado neutro positivo (ATSM entre 0.0 y +0.5 °C).
Fig. 3. Serie de tiempo del SOI. A partir de junio en condiciones neutras, a partir septiembre se registran valores La Niña. Fuente: https://www.bom.gov.au/climate/enso.
Proyecciones para el primer trimestre del 2026.
El contenido de calor es un parámetro que ofrece certidumbre para proyectar las condiciones en el futuro cercana de algunas semanas. Esto en conjunción con la variable superficial, ondas Kelvin la certidumbre puede ser mayor.
Contenido de calor.
Esta variable determina la cantidad de energía alrededor del promedio histórico, así para la segunda semana de diciembre la NOAA (https://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/) reportó que el contenido es negativo, pero con tendencia a incrementar a valores positivos (Fig. 4).
Fig. 4. Anomalía de contenido de calor en la columna de agua 300 m desde 180 a 100W desde Diciembre 2024 a diciembre. Fuente: https://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/.
Fig. 5. Ondas Kelvin ascendentes (líneas punteadas). Fuente: https://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/.
Ondas Kelvin superficiales.
Las ondas Kelvin transportan energía, ya sea por debajo (frías o ascendentes) o encima (calientes o descendentes) del promedio de TSM superficiales. Durante 2024 se han registrado 4 ondas Kelvin ascendentes, es decir que básicamente aguas subsuperficiales frías se han mantenido ascendiendo, por ende enfriando la columna de agua tal como lo demuestra el contenido de calor (Fig. 4). La ultima onda Kelvin está posicionada en su flanco mas oriental alrededor de 110 W (área 3), si se mantiene podría arribar a las costas ecuatorianas 3-4 semanas lo que provocaría ATSM negativas en 1+2. La intensidad de la actual onda Kelvin es relativamente débil por lo que su impacto será proporcional.
Proyecciones
Las proyecciones de modelos matemáticos y estadísticos sugieren que el Pacífico ecuatorial (área 3.4) podría mantener el evento La Niña hasta Enero-Febrero del 2026, de acuerdo con el promedio de 26 modelos (estadísticos y dinámicos; Fig. 6), siempre y cuando el SOI se mantenga acoplado durante los próximos meses. Posteriormente, entre enero y febrero de 2026, las condiciones retornarían a un estado neutro, y hacia finales de marzo o inicios de abril podrían establecerse condiciones neutras positivas.
La Met Office, con datos al mes de diciembre, proyecta ATSM inferiores a –0.5 °C entre noviembre y enero (Fig. 7), lo que respaldaría la declaración de un evento La Niña 2025–2026 débil y de corta duración, similar al observado en 2024–2025.
En conclusión, actualmente persisten condiciones neutras, aunque existen señales consistentes que apuntan a la posible declaración de La Niña 2025–2026. Se recomienda esperar al menos hasta diciembre para contar con una configuración más robusta y confiable de las proyecciones.
Fig. 6. Proyección de diferentes modelos estadísticos y dinámicos hasta inicios del 2026. Las líneas cortadas son los umbrales de condiciones neutras positivas o negativas. Fuente: https://iri.columbia.edu/ (ultimo acceso octubre 2025)
Fig. 7. Proyecciones de la ATSM en 3.4 y 1+2 de la Met Office de Reino Unido. Fuente: https://www.metoffice.gov.uk/.
Área 1+2
El comportamiento de las condiciones oceanográficas superficiales en la región 1+2 ha seguido el patrón típico de la estación de verano ecuatoriana. La capa cálida superficial, que anteriormente se extendía entre la costa continental y las islas Galápagos, se ha disipado en gran parte y ahora se concentra entre el sur del Golfo de Guayaquil y la línea ecuatorial (Fig. 8), una configuración habitual para esta época del año (Kessler, 2006). Aun así, el frente térmico permanece ubicado al oeste de 90° W.
Este patrón responde al reforzamiento de los vientos alisios del Atlántico ecuatorial occidental, que cruzan el istmo de Panamá hacia el Pacífico oriental. Estos vientos empujan las aguas cálidas de la Bahía de Panamá (McPhaden et al., 2006; Wyrtki, 1975; Ormaza‑González y Cedeño, 2017; Ormaza‑González et al., 2025), favoreciendo la disipación del frente térmico costero. En la franja costera, la velocidad del viento ha disminuido de 5–6 m/s a valores promedio cercanos a 3 m/s, con una dirección predominante del sur y suroeste.
Paralelamente, desde inicios de mayo los vientos alisios del sur se intensificaron, acompañados de presiones atmosféricas superiores al promedio en el anticiclón del Pacífico (A > 1025 hPa). Esto ha permitido mantener un frente térmico bien definido al oeste de las islas Galápagos. En mar abierto se han registrado vientos de hasta 9–10 m/s. Sin embargo, la posición e intensidad del anticiclón han mostrado variabilidad, generando fluctuaciones en la fuerza de los vientos (Ormaza‑González y Cedeño, 2017) y por ende variabilidad en la intensidad de l0s vientos.
Fig. 8. Isotermas superficiales al 18 diciembre. Fuente: https://www.surf–forecast.com/sea–temperaturemaps/Ecuador.sst.jpg.
Estos vientos intensos transportan aguas frías desde el sur hacia la línea ecuatorial, fortaleciendo la corriente de Humboldt. Durante 2025, los vientos alisios han alcanzado velocidades de hasta 1.9 m/s, acompañados de un oleaje significativo que ha impactado las costas con olas superiores a 2.7 m (Chevallier et al., 2020). Este escenario favorece afloramientos de aguas profundas (upwelling), enriqueciendo la superficie con nutrientes esenciales como fósforo, nitrógeno, sílice y diversos metales. Dicho enriquecimiento impulsa la fotosíntesis del fitoplancton y sostiene el flujo de energía hacia niveles tróficos superiores, incluyendo peces pelágicos, mejorando así las condiciones para la pesca (Dugdale, 1980; Kämpf y Chapman, 2016). Durante el 2025 se produjeron varios eventos de afloramientos entre las costas continentales y las Islas Galápagos. Al este de la Isla Isabela por el afloramiento de la corriente sub-superficial de Cromwell
En cuanto a las ATSMs, desde julio las anomalías en la región Niño 1+2 fueron positivas, alcanzando hasta +0.7 °C. No obstante, hacia finales de septiembre descendieron y se mantuvieron entre 0.0 y 0.4 °C. En octubre se observó un repunte hacia valores neutros positivos, pero a mediados de noviembre las ATSM registraron un breve pico negativo de -0.7 °C, para luego situarse nuevamente en torno a 0.3 °C el 15 de diciembre (NOAA, 2025).
Estación D – Observación in situ
En la estación oceanográfica costera (ver Fig. 9), monitoreada por el suscrito y Dafne Vera, se realizaron mediciones in situ el 6 de diciembre (9:45). Los valores registrados fueron los siguientes:
Temperatura superficial del mar (Tsea): 24.2 °C
Temperatura del aire (Tair): 24.0 °C Salinidad: 33.0 pH: 8.13
Velocidad del viento: 3.4 m/s, con ráfagas de hasta 4 m/s
Oleaje: ligeramente superior al promedio, con altura de 1.2 m y periodo de 12 s
Cobertura nubosa: >2/8
Radiación solar: >990 W/m²
Fauna observada: menor presencia de lobos marinos
Actividad humana: escasa afluencia de turistas
Contaminación plástica: playa limpia, presencia ocasional de micro plásticos
En general, las condiciones observadas reflejan condiciones oceanográfico y meteorológico en transición firme y característico de esta época del año. Los valores registrados coinciden con los datos satelitales disponibles, lo que valida la consistencia entre observaciones remotas y mediciones locales (OrmazaGonzález et al., 2025).
Fig. 9. Estación D (~2.1S, ~81W). Datos medidos in situ 6 diciembre. Fuente: F Ormaza y D Vera. Ver: https://x.com/FranklinOrmaza1.
La Estación D, con una serie temporal de seis años, ofrece un valioso registro continuo que permite identificar patrones estacionales, validar datos satelitales y detectar transiciones oceanográficas y meteorológicas como las observadas el 6 de diciembre, cuando se registraron temperaturas del mar y aire cercanas a 24 °C, salinidad de 33, pH de 8.13 y vientos moderados de 3.4 m/s. Su principal fortaleza radica en la consistencia metodológica y la capacidad de capturar variabilidad local que los sensores remotos no siempre resuelven, incluyendo aspectos como oleaje, fauna, actividad humana y presencia de microplásticos. Sin embargo, la estación también presenta limitaciones inherentes a su naturaleza puntual: su cobertura espacial es reducida, no representa toda la heterogeneidad de la zona costera y depende de mediciones discretas que pueden pasar por alto eventos de corta duración. Aun así, su continuidad y coherencia con los datos satelitales la convierten en un punto de referencia confiable para interpretar las condiciones regionales y sus cambios a lo largo del tiempo.
Proyecciones de condiciones oceanográficas en Áreas 1+2
Como se ha insistido en anteriores reportes, los pronósticos oceanográficos y meteorológicos, debe considerarse como piedra angular la incertidumbre exponencial asociada al tiempo de proyección. A juicio del autor, en oceanografía un horizonte de 15 días puede ser aceptable, mientras que en meteorología el rango temporal se reduce a pocos días, debido a la mayor variabilidad atmosférica (Kessler, 2006; McPhaden et al., 2006).
En la región Niño 1+2, los modelos proyectan anomalías de temperatura superficial del mar (ATSM) dentro del rango neutro negativo (0.0 a -0.5 °C) hasta febrero de 2026 (Fig. 10). Para los meses de noviembre y diciembre, se prevé que las ATSM se mantengan ligeramente negativas (-0.1C a -0.3C), como ya se ha observado, aunque aún dentro del rango neutro (MetOffice, Fig. 9).
No obstante, para esta consultoría, si bien los modelos apuntan hacia un escenario neutro negativo, no se descarta la posibilidad de un comportamiento similar al observado en Febrero-Marzo del 2017 (Ormaza-González y Cedeño, 2017, Ormaza-González et al., 2025), caracterizado por temperaturas superficiales elevadas, lluvias intensas y condiciones propias de un invierno fuerte y breve similar al que produce un fenómeno de El Niño.
Fig. 10. Condiciones ATSM en 1+2 desde inicios del 2025. Proyecciones hasta inicios del 2026. Fuente: El Niño Southern Oscillation (ENSO) region sea surface temperature forecasts – Met Office.
Conclusiones
- Se registra el Evento la Niña (en 3.4) desde Noviembre, será declarada La Niña 20252026
- Este evento será corto y débil.
- En la región 1+2, las anomalías de temperatura superficial del mar (ATSM) neutras negativas prevalecerán al menos hasta inicios de 2026.
- En las regiones 1+2 y 3, se presentan condiciones térmicas ideales para el atún y especies pelágicas pequeñas como la botella e incluso la anchoveta, especialmente al suroeste del Golfo de Guayaquil hasta inicios del 2026.
- Los niveles tróficos se fortalecieron durante el 2025 con los eventos de afloramientos registrados.
- Los niveles de clorofila 1-3 mg/m3, a lo largo de la costa y la línea ecuatorial de este a oeste podrán mantener una biomasa pesquera (pelágica, meso pelágica, demersal)
- Las precipitaciones en la zona costera siguen por debajo del promedio. En Guayaquil, actualmente se registran valores cercanos a 0 mm/mes, con un déficit de lluvias sostenido desde mayo hasta Diciembre.
Limitaciones y virtudes del análisis
Aunque los resultados de este análisis permiten delinear tendencias oceanográficas y climáticas para finales de 2025 e inicios de 2026, es necesario considerar varias limitaciones que pueden afectar la precisión y vigencia de estas conclusiones:
- Variabilidad intrínseca del sistema climático:
La evolución de La Niña, aun cuando actualmente se clasifica como un evento débil y de corta duración, puede presentar fluctuaciones inesperadas en intensidad o persistencia debido a la naturaleza no lineal del sistema acoplado océano‑atmósfera.
- Resolución espacial y temporal de los datos:
Las estimaciones de ATSM, clorofila y viento provienen de observaciones satelitales y modelos que, aunque robustos, pueden subestimar procesos locales como surgencias costeras, remolinos o pulsos de agua cálida/fría de corta duración.
- Incertidumbre en la respuesta biológica:
Si bien las condiciones térmicas y los niveles de nutrientes sugieren un escenario favorable para especies pelágicas, la respuesta de las poblaciones de peces depende también de factores no considerados aquí, como presión pesquera, disponibilidad de presas, migraciones y variabilidad interanual en el reclutamiento. Además la depredación que está sufriendo el recurso epi- meso pelagico por parte del calamar gigante (Dosidicus gigas) es importante considerar.
- Limitaciones en la predicción de precipitaciones:
Las proyecciones de lluvia en zonas costeras ecuatorianas suelen tener mayor incertidumbre debido a la influencia simultánea de procesos locales (brisas, convección) y forzantes de gran escala. Por ello, el déficit observado podría cambiar rápidamente con la llegada de la estación lluviosa.
- Cambios en la dinámica del anticiclón del Pacífico:
La posición e intensidad del anticiclón presentan alta variabilidad subestacional. Pequeños
desplazamientos pueden modificar significativamente los patrones de viento, la intensidad del upwelling y, por ende, las condiciones oceanográficas descritas.
- Dependencia de pronósticos estacionales:
Las proyecciones hacia inicios de 2026 se basan en modelos estacionales que, aunque útiles, tienden a perder precisión a medida que aumenta el horizonte temporal, especialmente en la región ecuatorial.
Virtudes del análisis.
El análisis presenta varias virtudes que fortalecen la confiabilidad de las conclusiones. En primer lugar, integra de manera coherente información satelital, observaciones in situ y series temporales regionales, lo que permite identificar con precisión la transición hacia un evento La Niña débil y de corta duración. Además, la consistencia entre las anomalías térmicas, los patrones de viento y los afloramientos registrados durante 2025 ofrece un marco robusto para interpretar la productividad oceánica y su impacto en los niveles tróficos. El estudio también destaca condiciones térmicas favorables para especies pelágicas de alto valor comercial —como el atún, la botella y la anchoveta— respaldadas por niveles de clorofila que sugieren una biomasa saludable a lo largo de la costa y la línea ecuatorial. Finalmente, la identificación del déficit sostenido de precipitaciones aporta un contexto atmosférico esencial para comprender la dinámica regional, reforzando la utilidad del análisis para la gestión pesquera, el monitoreo ambiental y la toma de decisiones en el corto plazo.
Referencias.
Chevallier, A., Stotz, W., Ramos, M., & Mendo, J. (2020). The Humboldt Current Large Marine Ecosystem
(HCLME), a Challenging Scenario for Modelers and Their Contribution for the Manager. In Marine Coastal Ecosystems Modelling and Conservation (pp. 27–51). Springer
Dugdale, R. C. (1980). Effects of Source Nutrient Concentrations and Nutrient Regeneration on
Production of Organic Matter in Coastal Upwelling Centers. In Coastal Upwelling: Its Sediment Record (pp. 175–182)
Kämpf, J., and Chapman, P. (2016). Seasonal Wind-Driven Coastal Upwelling Systems. In Upwelling Systems of the World (pp. 315–361).
Kessler, W. S. (2006). The circulation of the eastern tropical Pacific: A review. Progress in Oceanography, 69(2–4), 181–217.
McPhaden, M. J., Zebiak, S. E., & Glantz, M. H. (2006). ENSO as an integrating concept in Earth science. Science, 314(5806), 1740–1745.
NOAA Climate Prediction Center. (2025). ENSO Diagnostic Discussion – November 2025
Ormaza-González, F. I., and Cedeño, J. 2017. Coastal El Niño 2017 or simply: The carnival coastal warming event. MOJ Ecology & Environmental Science, 2(8).
Ormaza-González, F. I., Martillo-Bustamante, C., Espinoza Villacís, E., Proust, J. N., Michaud, F., & Lebrun, J. F. 2025. Disentangling Eastern Pacific Warming: El Niño 2023–2024 vs Seasonal Panamá Bay Influence. Frontiers in Marine Science, 12, 1737039.
Wyrtki, K. (1975). El Niño—The dynamic response of the ocean to atmospheric forcing. Journal of Physical Oceanography, 5(4).