Franklin Ormaza, PhD
Cámara Nacional de Pesquería

Introducción. Desde agosto del 2016 el Océano Pacífico Central (área El Niño 3.4) registró de manera continua valores de anomalías de temperatura superficial del mar negativas que se reflejó en el Pacifico Este de igual manera; excepto en el primer trimestre del 2017, cuando en 1+2 (costa ecuatoriana hasta Galápagos) se registraron temperatura superficiales contrarias a las que se registraban en área 3.4.

 

La Niña se ha extendido por cerca de 21 meses, que es el típico periodo para este tipo de eventos. Recientemente, a finales de mayo, se declaró que la Niña había terminado, ya que el promedio de las anomalías en 3.4 durante los últimos tres meses (marzo-abril-mayo) registró -0.4C; es decir por encima de -0.5C, que es límite de anomalía para definir a un evento La Niña. Las condiciones frías se deben a los afloramientos de agua subsuperficial traídas por las corrientes de Cromwell y Humboldt; las cuales en turno son ricas en nutrientes (Nitrógeno, Fosforo, Sílice, Hierro, etc.); estos nutrientes son la base de los procesos fotosintéticos, los que a su vez marcan el inicio de la cadena trófica, que permite el flujo de energía (en términos de proteínas y carbohidratos simples y compuestos) desde niveles del fitoplancton y zooplancton a los peces. Esto es, durante casi dos años se generó un importante volumen de biomasa, que se ve reflejada en el último crucero de investigación llevado a cabo de manera conjunta por el INP y sector privado, cuyos resultados indican una biomasa no registrada anteriormente de 1.4 millones de toneladas métricas solo de peces algunas especies de peces pelágicos pequeños y más de 0.3 millones de otras especies. El mayor porcentaje de esta biomasa fue encontrado en la parte externa del Golfo de Guayaquil. El volumen se lo puede considerar como subestimado. Por otro lado, las lluvias en el perfil costanero decrecieron dramáticamente, lo cual tiene un impacto negativo sobre las actividades agrícolas; así se reporta la perdida de 70 mil hectáreas de maíz solo en la parte norte de Manabí; posiblemente los efectos de la sequía se agudicen en el tercer trimestre del año.

 

 

Situación presente. El área 1+2, frente a las costas ecuatorianas, ha sostenido anomalías negativas térmica prácticamente desde mayo del 2017, al igual que las otras áreas El Niño (Fig. 1). En las últimas seis semanas (mayo-junio) promedió -0.5C, lo que ha marcado un ligero calentamiento en relación con meses anteriores. Las isotermas y el frente térmico ecuatorial se mantienen dentro de lo típico para esta época del año. En la figura 2, el frente térmico (24-26) se ubica en la línea ecuatorial al norte de Ecuador; mientras que en el Golfo de Guayaquil se encuentra isoterma de 20-23 grados al igual que al oeste de las islas Galápagos. Las anomalías en 1+2 (Fig. 3), indican núcleos de hasta -2C, pero en el Golfo y Guayaquil son positivas, básicamente debido al ingreso de agua estuarina, que siempre está por encima de las temperaturas superficiales del mar.

 

En 3.4 se ha dado por finalizado el evento frío, condiciones neutras son las que prevalecen, pero además una masa de agua subsuperficial con anomalías positivas (hasta 3C) esta ocupando posiciones hacia el Este (Fig. 4), lo cual fue la causa de que termine el evento frio.

 

 

Fig. 1. Desarrollo en tiempo de las anomalías térmicas en las cuatro áreas de El Niño. http://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/enso_update/ssta_c.gif.

 

 

Fig. 2. Distribución de la isotermas en Niño 1+2. Fuente Inocar: http://www.inocar.mil.ec/img/TSM/TSM/TSM_20180604_20180610.jpg.

 

 

 

Fig. 3. Anomalías térmicas superficiales en 1+2. Fuente: Inocar: http://www.inocar.mil.ec/img/TSM/ATSM/ATSM_20180604_20180610.jpg.

 

Proyecciones. Condiciones neutras tanto en los parámetros oceanográficos como meteorológicos están retornando o predominan en el Pacifico Central (3.4); los modelos estadísticos y determinísticos prevén condiciones neutras al menos hasta el tercer trimestre del 2018. La Figura 4 muestra que el 75% de los modelos estiman el estado neutro; la reactivación de la Niña parece poco probable, mientras que el desarrollo de un evento el Niño débil es relativamente de bajas posibilidades. Por otro lado, se debe recordar que las predicciones para estos meses son de alta incertidumbre, además predicciones a largos periodos son todavía más inciertos.

 

Fig. 4. Probabilidades estimadas en el tercer trimestre del 2018. http://www.wmo.int/pages/prog/wcp/wcasp/enso_update_latest.html.

 

Impacto en las pesquerías. Con el retorno de las condiciones oceanográficas-meteorológicas neutras, y una vez que la biomasa en todos los niveles tróficos ha incrementado; la disponibilidad de poblaciones de peces debe estar más disponibles en las áreas de pesca tradicionales; particularmente por que la termoclina volverá a la profundidad habitual (30-50 metros); los FADS estarán en lugares donde la isotermas favorecen la presencia de atunes y otros pelágicos. Nuestras aguas oceánicas y costeras territoriales deben haber acumulado una biomasa de peces (demersales y pelágicos), pero no necesariamente implica que la captura va a incrementar; esta será en función de las habilidades de los pescadores.