La revista Ecuador Pesquero presenta una entrevista con el Ab. Rafael Trujillo Bejarano, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Pesquería desde el año 2004.

Posee una gran experiencia y conocimiento sobre el sector pesquero público y privado.

Con él abordamos importantes aspectos relacionados con la actividad pesquera en el país, los cambios registrados en los últimos años y las perspectivas que se presentan en el sector.

 

¿Desde cuándo y cómo se produjo su vinculación al sector pesquero?

En 1999 se produjo un vacío en la Subsecretaría de Recursos Pesqueros (SRP) por la renuncia intempestiva del subsecretario. Recordemos que en esa época no existía Viceministerio y que la SRP abarcaba las áreas de pesca y de acuacultura. Como decía, se produjo la renuncia del subsecretario y un buen amigo sugirió mi nombre al entonces ministro José Luis Ycaza Pazmiño, a quien yo no conocía.

A la primera propuesta me negué, pues no tenía experiencia en el sector público y la verdad nunca me había llamado la atención el sector público. Una semana después me volvieron a insistir y finalmente dije, bueno ¿por qué no? Creo que todos debemos al menos una vez en la vida involucrarnos en el quehacer público, hacer una especie de “conscripción” y poner nuestro grano de arena. Me entrevisté con el ministro y me posesioné. Esto fue en octubre de 1999. Pocos meses después, el presidente Mahuad fue destituido y continué a cargo de la SRP durante los tres años de gobierno del Dr. Gustavo Noboa.

 

¿Qué puede decir de su paso por el sector público pesquero?

Mi conocimiento del sector a inicios de mi gestión en el año 99 no era profunda y se limitaba a ciertos trámites que como abogado había realizado en las áreas de pesca y acuicultura. Como subsecretario tuve la ayuda de personas con mucha más experiencia y el apoyo de grandes profesionales como José Alfredo Salvador como director general de Pesca y el Dr. Franklin Ormaza como director del Instituto Nacional de Pesca.

Tuve todo el apoyo de un gran ministro como el Ing. Roberto Peña Durini, que a pesar de no conocer el sector, su gran experiencia de empresario visionario y su gran criterio y sentido común fueron de mucha ayuda.

Mi paso por la Subsecretaría fue para mí como haber hecho una maestría.

Cuando empezamos en el año 99 éramos 150 personas en la SRP; al finalizar la gestión, luego de un programa de reducción del tamaño del Estado realizado por el Gobierno, nos redujimos a 56 a fines del 2002. Hoy son más de 500 en pesca y cerca de 140 en acuacultura. Ese es un botón de muestra del crecimiento desmesurado del tamaño del Estado en los últimos años.

Trasladamos la vieja sede de la SRP del edificio Huancavilca al séptimo piso del edificio del Banco Central, abrimos la oficina de Manta como Dirección Regional de Pesca, con doña Catalina Cedeño al frente. Tuvimos mucha integración sector público-privado, incluso a nivel formal, ampliando la representación privada en el Consejo Nacional de Desarrollo Pesquero (CNDP) a tres representantes: uno por el sector pesquero industrial, uno por el artesanal y uno por el acuícola. Este Gobierno eliminó esas representaciones y finalmente eliminó el CNDP. Las grandes decisiones se tomaban en consenso. No era fácil, pero era transparente. Hay que reactivar el CNDP.

 

¿Qué cambios positivos cree se han dado o en qué aspectos ha habido un retroceso?

Creo que ha habido algunos cambios positivos y otros negativos.

Hay que reconocer que el mundo de la pesca es mucho más complicado hoy, sobre todo a nivel de manejo de los recursos altamente migratorios, como el atún. La capacidad a nivel regional del océano Pacífico Oriental, a pesar de existir una moratoria desde el 2002, ha crecido desproporcionadamente, ha habido mucho manejo político de la CIAT, habiendo perdido en los últimos años un poco de credibilidad.

A nivel nacional, la pesca artesanal y de pequeños pelágicos no han tenido un manejo adecuado y han crecido sin control.

El INP, a pesar de tener elementos de carrera muy valiosos, ha carecido de una dirección y apoyos adecuados, lo cual ha ocasionado su desinstitucionalización. Es increíble que un país pesquero tan rico en recursos pesqueros como el Ecuador, carezca de investigación (el Tohallí no opera hace años) y su manejo sea tan pobre. Sin embargo, la gestión de la actual viceministra Pilar Proaño ha sabido capear grandes amenazas que se han cernido sobre la actividad, sorteando una generalizada desinstitucionalización generada desde el poder central prácticamente como política de Estado.

¿Qué cambios considera se deben dar para un mayor fortalecimiento o crecimiento del sector pesquero?

Hoy estanos viviendo un nuevo cambio político, y aunque se trata del mismo partido en el poder, implicará cambios de ministro y de viceministra. Estos cambios hacen mucho daño y nos restan competitividad. La falta de continuidad ha sido siempre un problema.

El sector debe despolitizarse, profesionalizarse y descentralizarse.

Desde el punto de vista administrativo, durante muchos años hubo centralización en Guayaquil; la SRP pasó después a Manta y ahora está centralizado en Manta. Se cambió de sede central, pero no del concepto centralista. Hoy Guayaquil es una oficina-buzón. En cambio en acuacultura todo está centralizado en Guayaquil.

El sector pesquero no puede crecer más, debe ordenarse. Quizás solo en el sector acuícola haya algo de espacio de crecimiento. En pesca salvaje no lo hay.

Debe ampliarse la participación ordenada y transparente del sector privado industrial, semi-industrial y artesanal en la toma de decisiones con el sector público.

 

Desde mayo tenemos un nuevo gobierno y tal vez nuevos funcionarios en el sector pesquero. ¿A qué temas considera deberán darle prioridad?

Lo más prioritario es una nueva ley de pesca; una ley de pesca moderna, que recoja principios de agilidad en la gestión, de descentralización, de una administración fuerte, pero transparente y honesta.

Fortalecer el INP en las áreas de investigación y de control sanitario: no escindir el INP. No estamos de acuerdo en la división que se quiere hacer.

Fortalecer el área internacional de la SRP.

Renovar la flota pesquera, con líneas de crédito blandas y de largo plazo.

El sector necesita un astillero para dar mantenimiento a la flota, pues al no haber suficiente, los barcos deben salir todos los años a Perú, Chile y Panamá, con la consiguiente fuga de divisas.

 

¿Desde cuándo en la Cámara Nacional de Pesquería y cómo evalúa su presencia en el principal gremio del sector pesquero?

En la Cámara estoy desde el 2004, ya son 13 años trabajando para el sector privado pesquero.

 

¿Volvería a ocupar un cargo público en el sector pesquero?

Como dije antes, creo que todos debemos hacer una especie de conscripción. Yo ya hice la mía. Hay que dar paso a nuevas generaciones.