Los arrecifes son recursos de relevancia. Tienen beneficios que repercuten directamente en las industrias pesqueras y en la alimentación. Son un ecosistema en sí mismos y en ellos viven gran variedad de especies. Es por ello que, se hace necesario velar por los arrecifes de coral en Ecuador y en el mundo.
Las estructuras coralinas son también conocidas con el nombre de “selvas acuáticas”. Crecen mejor en zonas cálidas, en aguas claras y poco profundas.
Importancia general
Estos ecosistemas llegan a ser realmente complejos cuando se encuentran en las condiciones adecuadas para su desarrollo. Sin embargo, no dejan de ser inestables.
Resulta, además, de interés que los arrecifes no solo protegen a las especies marinas que viven en ellos. También, protegen a las costas de procesos erosivos e incluso de la fuerza de las olas.
Así mismo, existen ecosistemas coralinos llamativos que, en ciertos lugares del mundo, atraen visitantes y estimulan el turismo. La belleza de tales estructuras es fuente de recreación.
Algunos fragmentos rotos y otros sedimentos, además, se convierten a la larga en suplentes de las arenas de las playas.
Muerte de las grandes cadenas
A pesar de que el coral vive mejor en aguas cálidas, lo cierto es que las temperaturas muy altas los decoloran y debilitan. Ese es el caso de la Gran Barrera de Coral de Australia, el mayor arrecife de coral del mundo. Hacia marzo de 2016, se estimaba que hasta 50% de la parte norte había muerto. Inmediatamente se emitió una alerta máxima.
Si bien las altas temperaturas son generadas por el conocido fenómeno de El Niño, se tomaron algunas otras medidas. Entre ellas, la reducción de sustancias nutritivas que van al mar y las emisiones dañinas para el ecosistema.
Cabe señalar que los corales viven en simbiosis con las algas. Estas le dan alimento. Sin embargo, con altas temperaturas constantes, las algas segregan veneno.
A pesar de que ya en 1996 se había generado una decoloración, esta no superó el 10%.
Protección del Coral en Ecuador
En Ecuador, ya se han tomado ciertas medidas para la protección de las cadenas coralinas.
El 9 de junio de 2016 se firmó un acuerdo ministerial con medidas de conservación para el coral en Ecuador. Con el documento, quedó escrito que está prohibido el vertido de elemento sólidos en áreas coralinas e inter mareales ecuatorianas.
Es importante recordar que los corales son estructuras inestables. Por consiguiente, prácticamente cualquier cambio en el medio ambiente afecta su fuerza y colorido.
Del mismo modo, cuando una parte del coral se rompe, su reconstrucción tarda mucho tiempo. De hecho, el crecimiento de los arrecifes estima entre 5 y 25 milímetros por año. Esta cifra varía de acuerdo a las temperaturas de las aguas.
Precisamente, en el acuerdo sobre protección del coral en Ecuador se toma en cuenta este hecho. Quedó prohíbida la obtención y venta de cualquier tipo de coral para cualquier propósito.
En ese sentido, cabe mencionar que el coral en Ecuador tiene una relevancia evidente por la importancia de la pesca. Dentro de los corales viven gran cantidad de especies de animales marinos necesarios para la subsistencia de la industria.
Consciencia con el coral
De acuerdo con el comunicado, todas las actividades relacionadas con el goce de los beneficios del coral deben realizarse conscientemente. La idea es fomentar con el acuerdo las buenas prácticas ambientales.
Antes de iniciar una sesión de buceo, los visitantes deben ser orientados para que no afecten de ningún modo el ecosistema. Ello incluye modos de aumentar la flotabilidad de forma neutra, y la advertencia de no extraer nada del coral.
En ese sentido, serán los operadores de turismo y buceo los encargados de llevar a cabo este proceso informativo.
La mayor parte de las colonias de coral en Ecuador se encuentran en la costa continental y en las Islas Galápagos. Sin embargo, también hay corales enormes en Atacames, Manta y Puerto López.
Es necesario mantener una vigilancia constante para evitar que los esfuerzos de este acuerdo pierdan fuerza. Sin dudas, es un acuerdo que pretende dar sostenibilidad a la actividad de la pesca.