Franklin Ormaza González, PhD
Cámara Nacional de Pesquería

 

Introducción

Desde Junio-Julio del 2020, se declaró la presencia de La Niña, el 26 de mayo la agencia australiana de meteorología (Bureau of Meteorología: BoM), publicaba el título “Tropical Pacific cools; negative Indian Ocean Dipole possible in 2020” ( http://www.bom.gov.au/climate/enso/wrap-up/archive/20200526.archive.shtml). Y añadía, “Key indicators of ENSO, such as the Southern Oscillation Index (SOI), trade winds, cloudiness near the Date Line and sea surface temperatures in the tropical Pacific Ocean, generally persist at neutral ENSO levels. However, sea surface temperatures across the tropical Pacific Ocean have cooled over the past several weeks” (“Los indicadores clave de ENSO, como el Índice de Oscilación del Sur (SOI), los vientos alisios, la nubosidad cerca de la línea de fecha y las temperaturas de la superficie del mar en el Océano Pacífico tropical, generalmente persisten en niveles neutrales de ENSO. Sin embargo, las temperaturas de la superficie del mar en el Océano Pacífico tropical se han enfriado en las últimas semanas…).

Este enfriamiento comenzaba a ser detectado por los modelos oceanográficos determinísticos, estadísticos y dinámicos con el inicio de la formación de La Niña. En septiembre el mismo 2020, el BoM declaraba “La Niña under way in the tropical Pacific” (La Niña en marcha en el Pacífico tropical). Por otro lado, la NOAA en sus reportes semanales (ssta_c.gif (306×352) (noaa.gov)), era más cautelosa, en junio 2020 reportaba estado neutro, pero ya declaraban anomalías térmicas superficiales del mar (ATSM). En agosto-septiembre declaraban La Niña, índice ONI (Oceanographic El Niño Index) ya estaba en -0.5, y las ATSM en 3.4 era -1.0C (Fig.1). Igualmente, el índice oceánico multivariado (MEI) fue negativo desde mayo-junio con -0.7C (Fig.2), cabe recalcar que este índice es una matriz multivariada de 5 variables oceanográficas y meteorológicas, por lo tanto de mejor consistencia que el ONI, el cual solo considera la ATSM. En la Fig. 2 se puede advertir que estos dos índices han sido constantemente negativos desde mayo-junio 2020 hasta diciembre 2022; excepto el ONI en dos ocasiones (junio-julio 2021) en que estuvieron ligeramente superior a -0.5C (i.e. -0.4C).

Fig. 1. Slide ppt de la presentación semanal de la NOAA (14 septiembre 2020). ssta_c.gif (306×352) (noaa.gov).

Por otro lado, en la región El Niño 1+2, 3 y 4 (Fig.1, panel izquierdo) las ATSM han sido negativas desde mediados de mayo, hasta 27 Diciembre 2020. La Figura 3 muestra las ASTM que las 4 regiones de El Niño, las cuales han sido negativas (color azul), excepto en tres meses del 2021 en la región 1+2. En esta región, las anomalías TSM han sido negativas de manera constante y han registrado hasta -2.1 C (octubre 2022) en promedio, pero con núcleos superficiales de hasta -5.0 C.

Lo anterior demuestra que el todo el Océano Pacífico ecuatorial central y Este se ha mantenido con TSMs debajo del promedio prácticamente durante casi 3 años; los índices MEI y ONI llevan 33-35 meses negativos, con posibilidades de extenderse un par de meses más.  La última vez que ocurrió algo parecido fue en La Niña 1954-1957 y 1988-2001 (ver http://www.bom.gov.au/climate/history/enso/), la cuales se ampliaron hasta 34 meses. 

Fig. 2. Los índices MEI (MEI.v2: NOAA Physical Sciences Laboratory) y ONI (ssta_c.gif (306×352) (noaa.gov)) desde el 2020.

PDO (Pacific Decadal Oscillation). Otro Índice que se mantuvo en constante seguimiento fue el PDO, que determina las condiciones de la TSM en la cuenca del Pacifico Norte. Este índice tiene una frecuencia de variación cálido-frio-cálido de 25-30 años. Si es cálido, como 1979-1999, los eventos El Niño son más frecuentes e intensos que eventos La Niña; cuando son fríos es lo contrario. Este es un índice de baja frecuencia comparado al de alta frecuencia como El Niño o La Niña (3-5 años). Desde el año 2000 a la presente fecha, el PDO es frio. De manera constante ha sido negativo desde Noviembre 2019 (-0.49) a noviembre 2020, cuando registra -2.44. El mínimo ocurrió en Octubre 2021 con -3.11, que ocurre después de 66 años; en octubre de 1955 se registró -3.35. Este evento PDO frío ha mantenido a la Niña por tan largo periodo como ocurrió en 1954, 2000, 2010, y el presente evento.

Fig. 3. Variación de la ATSM en las 4 regiones El Niño durante 2020-2022.Fuente:  ssta_c.gif (306×352) (noaa.gov).

Tabla 1. Informes públicos sobre las condiciones oceanográficas desde abril 2020 hasta Diciembre 2022.

Desde el sitio web, la Cámara Nacional de Pesquería comenzó a advertir de la gestación de la Niña desde Julio del 2020 (Fig. 4): Condiciones pre – La Niña continúan | CNP – Ecuador (camaradepesqueria.ec). Desde abril 2020 a Noviembre 2022, se han emitido veinte reportes oceanográficos relacionados con este evento frio (Tabla 1). Los reportes basados en la información y datos “on line” fueron sometidos al análisis contextual de condiciones globales, regionales como locales. Los datos e información locales se han usado aquellos obtenidos por el proyecto de certificación de las pesquerías de pelágicos pequeños, así mismo los obtenidos en la estación D (2ﹾ 12’ S, 80ﹾ 59.2’W) en la Puntilla de Santa Elena. En todos los reportes se proyectaron los impactos en las pesquerías y la cadena en la región 1+2, agricultura y salud la región del litoral

Impactos de La Niña. Las condiciones oceanográficas dominadas por La Niña en los últimos tres años han impactado de manera positiva a la cadena trófica marina y a sus pesquerías. Básicamente porque la corriente de Humboldt y Cromwell han inyectado enormes cantidades de nutrientes (Nitrógeno, Fosforo, Silicato, Hierro, Manganeso, etc.) a la superficie del mar, intensificando los procesos de fotosíntesis, elevando así el volumen de biomasa fitoplanctónica que lleva energía a niveles superiores (peces, mariscos, etc.), incrementando la biomasa y la diversidad. De acuerdo con información anecdótica y no publicada en los últimos años se ha observado un incremento del tamaño de los peces pelágicos (atún, macarela, botella, pinchagua, etc.), así como los demersales (robalo, cherna, corvina, etc.). Lo anterior no ha significado necesariamente que la captura haya aumentado de manera importante, ya que igualmente ha habido una redistribución horizontal y vertical de los cardúmenes de peces debido a la diferente distribución de las isotermas.

Sequía. En abril del 2020, la CNP reportaba, que el postulado de que habría un mega El Niño a mediados-finales del 2020, el cual se basaba en complejos modelos con modernas e innovadoras técnicas), quedaba descartado, dado que las condiciones oceanográficas sufrieron un cambio dramático (ver Ormaza, 2020, Inesperada transición de estación lluviosa a seca 2020) que se manifestó con la supresión de la temporada de lluvias. En los tres últimos años, debido a que la Zona de Convergencia Intertropical se ha mantenido de manera constante en 5-8 N, con pocos desplazamientos hacia el hemisferio sur (frente a Ecuador). Durante todo el 2022 hasta el momento en que se escribe este reporte, la ZCIT sigue en el hemisferio Norte (Fig. 5); a pesar de que se desplazado ligeramente hacia el sur, colocándose 7-6 N, aunque el ramal este (cerca de centro-américa) se muestre un poco más al sur.

Lluvias. Estas han sido deficitarias; por ejemplo enero, febrero y abril en el 2022 fueron 162, 197, y 90 mm por debajo de los promedios 204, 325, y 205 mm respectivamente (ver reportes anteriores), lo que representa déficits de 20.6, 39.4 y 56.1 % en el mismo orden. Recientemente, Noviembre y diciembre igualmente el déficit de lluvias supera el 90% en ciertos lugares, por ejemplo Guayaquil, tiene una media de 69 mm (ver https://www.weather-atlas.com/en/ecuador/guayaquil-weather), apenas llovió 2 mm, es decir 3%. La escasez de lluvia será predominante en Enero en el litoral ecuatoriano, sin embargo las temperaturas del ambiente serán favorables para cultivos como el banano y la actividad acuícola.

Después de la Niña, El Niño?

Generalmente existe una transición entre un evento y otro, que puede ser de pocos o muchos meses. Los registros estadísticos indican que usualmente se dan al menos con un 1-2 años de diferencia, por ejemplo entre La Niña 2010-2012, y el Niño 2014-2016, hubieron 27 meses de transición o estado neutro, pero a la siguiente La Niña, apenas tres meses. Las transiciones son más difíciles de modelar por su alto estado de variabilidad.

Con el evento presente debido a que:

1.- No existen registros de >35 meses de índices ONI y/o MEI negativos.

2.- El evento actual está terminando 2-3 meses antes que produzca cambios importantes en 3.4.

3.- Generalmente los eventos cálidos se comienzan a gestar en la región 3.4, en mayo-junio.

4.- Comienzan generalmente con el desarrollo de una onda Kelvin descendente (cálida), pero depende de la intensidad de la onda.

Las condiciones actuales satisfacen o coinciden con lo indicado, aparte, recientemente Ormaza-Gonzalez et al. (2021), han reportado que los eventos cálidos se dan generalmente cuando los ciclos de manchas solares están en fase ascendente y eventos La Niña al inicio de dicha fase. El Sol comenzó el ciclo 25 a finales del 2020. Por otro lado, se ha reportado que una onda Kelvin descendente o cálida ya empezó en el Pacifico Occidental, el máximo ocurrirá probablemente de 2-3 meses.

Conclusiones. La Niña llegará a su final en marzo 2023 o antes. Los modelos apuntan a que tendríamos condiciones neutras por pocos meses (marzo-abril). El BoM está proyectando el inicio de anomalías positiva TSM (Fig. 6) a inicios de mayo, por lo que posible que un evento cálido se podría declarar aproximadamente en julio. El impacto en las condiciones oceanográficas en la región 1+2 comenzarían igualmente alrededor de agosto, pero las condiciones locales estacionales normales equilibrarían la onda Kelvin caliente.

En términos generales, el 2023 será un año benigno para la pesca.

Referencia.

Franklin Isaac Ormaza-González, María Esther Espinoza-Celi, Heydi Mariana Roa-López. 2021. Did Schwabe cycles 19–24 influence the ENSO events, PDO, and AMO indexes in the Pacific and Atlantic Oceans?, Global and Planetary Change, Volume 217, 103928. https://doi.org/10.1016/j.gloplacha.2022.103928.