Por: Econ. Jimmy Anastacio
Julio 13, 2016
El pasado 29 de abril, el Comité de Comercio Exterior (COMEX), resolvió ejecutar parcialmente el cronograma previsto para el desmantelamiento de la medida de salvaguardia por balanza de pagos, en vigencia desde el 11 de marzo de 2015. La nueva resolución eliminó únicamente el nivel de 5% de sobretasa arancelaria y extendió el plazo de desmantelamiento de los niveles del 15%, 25% y 40% hasta junio del 2017, las cuales gravan alrededor de 2 200 subpartidas.
Las estadísticas presentadas por la SENAE registran el cobro de salvaguardias en el rubro “Otros”, junto con el cobro de multas, intereses, etc.
Si consideramos los valores en este rubro de marzo a diciembre del 2015, podemos inferir que las salvaguardias habrían recaudado alrededor de US$800 millones en este periodo (el rubro “Otros” en los dos años anteriores osciló apenas entre los US$2,5 y US$4,7 millones). Mientras que, con las cifras acumuladas a mayo del 2016, podría estimarse que la recaudación de la medida en 15 meses superaría los US$1 000 millones. No obstante, esta cifra no corresponde al incremento neto de la recaudación.
En 2015, la recaudación total de tributos a las importaciones registró un crecimiento interanual de 6,4 por ciento pasando de US$3 661 millones en el 2014 a US$3 895 millones, es decir un aumento en la recaudación de US$234 millones, esto pese a que las importaciones totales cayeron 22 por ciento.
El incremento en la recaudación es atribuible a las salvaguardias. En el 2016, el escenario es distinto, la recaudación acumulada de enero a mayo cayó 27 por ciento respecto al mismo periodo 2015, lo cual podría estar relacionado con el efecto propio de las salvaguardias y las expectativas que hubo respecto a su eliminación antes de que el Gobierno anunciara su extensión hasta el 2017, así como por el desmantelamiento de la sobretasa del 5% y la eliminación de algunas subpartidas del listado sujeto a la medida.
En valores nominales, la disminución de las importaciones en 2015 respecto al 2014 fue de US$ 6 208 millones; el 17
por ciento de esta cifra correspondió a bienes de consumo, 21 por ciento a materias primas, 23 por ciento a bienes de capital y 39 por ciento a combustibles y lubricantes. Las materias primas y bienes de capital, en conjunto totalizaron 44 por ciento del monto de caída de las importaciones, siendo rubros directamente vinculados con el sector productivo.
Particularmente, en el sector industrial las importaciones de bienes de capital (maquinaria y equipos), disminuyeron 19,4 por ciento en el 2015 y de enero a mayo del 2016 el decrecimiento interanual fue del 30,8 por ciento. Ciertamente la coyuntura económica pudo incidir en frenar determinadas decisiones de importación en la industria, pero probablemente no en tal magnitud, considerando que los bienes de capital en su gran mayoría son importados por ausencia de producción nacional. El PIB manufacturero (excepto refinación de petróleo), creció 1,6 por ciento en 2015, mientras que la economía en su conjunto 0,3 por ciento, según cifras preliminares del Banco Central del Ecuador.
La industria y particularmente la exportadora necesita trabajar en incrementar productividad, siendo aún más crítico en tiempos de adversidad económica. La adquisición de nueva maquinaria que pueda ayudar a hacer más eficiente un proceso o la incursión en una nueva línea de producción para diversificar el negocio, la reposición de tecnología obsoleta por otra más actualizada, o la simple reparación de una máquina o equipo, requiere de importaciones de bienes de capital, por lo que más de dos años de salvaguardias afectarán el crecimiento en el corto y largo plazo del sector industrial. En una consulta realizada a una empresa del sector pesquero, se identificó al menos 144 subpartidas de bienes de capital utilizados que estaban gravadas con sobretasas entre 15 y 40 por ciento.
Las salvaguardias, necesarias o no, tienen un efecto distorsionador sobre los precios de mercado, alterando las decisiones tanto de producción como de consumo. En el ámbito exportador, a la industria le resulta más complejo al no poder realizar mayores ajustes; con bajo poder de mercado, bajos precios, un dólar fortalecido, incrementos de costo de factores, mayores impuestos y la incertidumbre de una “volatilidad normativa”, termina ejerciendo mayor presión sobre los márgenes de la actividad económica y dificulta el proceso de incremento de productividad.
Se ha estimado que cada dólar que se pagaría por una salvaguardia, al menos en el sector pesquero podría tener un costo de oportunidad de alrededor de US$3,76 en ventas que podrían generarse desde la captura hasta la exportación de productos y subproductos con valor agregado. Los ingresos servirían para pagar sueldos, cubrir costos de materiales, insumos, servicios básicos, pago de impuestos, cubrir márgenes de los distintos actores de la cadena, etc. que dinamizan la economía y sostienen el empleo.[1]
Una propuesta interesante realizada por el Gobierno en 2015 fue inyectar recursos al sector exportador vía un drawback simplificado, que sería liquidez para la operación y que ayudaría a compensar la drástica caída de ventas ante la pérdida de competitividad. Los fondos de dicha medida provendrían de los recursos generados por la recaudación de las salvaguardias, lo cual desde la política fiscal tiene mucho sentido considerando que los tributos serían asignados al sector de la economía que está en terapia intensiva. En este escenario, en el sector pesquero, los exportadores continuaron trabajando bajo el supuesto de recuperación de algo del margen a través del drawback. No obstante, en el 2015 los desembolsos del drawback fueron realizados parcialmente y aún están pendiente de pago, aunque con perspectivas de que serán cancelados en el inicio del segundo semestre del 2016.
En el año 2015, cifras sectoriales del Servicio de Rentas Internas tan solo para la actividad económica “Preparación y conservación de pescado, crustáceos (excepto camarón y langostinos) y otros moluscos mediante el congelado, ultracongelado, secado, ahumado, salado, sumergido en salmuera y enlatado, etcétera.”, muestran como la utilidad del ejercicio económico (utilidad contable antes del pago del 15% de participación a trabajadores y del impuesto a la renta) fue del 2,27 por ciento del total de ingresos, un margen 1,53 puntos porcentuales inferior al registrado en el 2014, mientras que la caída acumulada del margen en los dos últimos años bordea los 2 puntos porcentuales. En valores nominales, la caída de las utilidades en esta actividad económica en el 2015 habría sido de al menos US$40 millones (60% menos), mientras que las pérdidas declaradas superaron los US$15,3 millones, una cifra US$4,4 millones superior a la registrada en el 2014 (estas cifras corresponden a la clasificación industrial utilizada por el SRI). Más del 80% de los ingresos en esta actividad económica se generan mediante exportaciones.
Las condiciones en el 2016 no han mejorado.
Los resultados de las exportaciones pesqueras incluidos los rubros de pescado fresco, congelado, en conservas, así como harina y aceite de pescado, registraron un decrecimiento interanual del 15,4 por ciento acumulado al mes de abril. En valores nominales, la caída de las ventas al exterior sería equivalente a US$73,4 millones. En el caso del principal rubro, preparaciones y conservas de atún, la caída interanual fue del 10,4 por ciento en valores. Los resultados siguen siendo adversos, por las condiciones del mercado externo, así como por el incremento interno de costos de producción, siendo previsible otro año consecutivo de reducciones en el margen de utilidad. En este escenario, el sector pesquero y en general el exportador siguen esperando el drawback del 2015 que sería financiado con las salvaguardias, mientras que en el 2016 el escenario es incierto.
Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, manifiesta que la mayor responsabilidad social de una empresa es generar utilidades para que siga operativa y continúe generando puestos de trabajo. Para ello y sobre todo para los exportadores es importante la competitividad. Los industriales siguen ajustando internamente sus costos, estructuras financieras y haciendo énfasis ante las autoridades de la necesidad de recuperar la competitividad y evitar se continúe incrementando el costo de producir en el Ecuador.
Referencias
[1] Artículo completo disponible en: http://camaradepesqueria.ec/aproximacion-del-costo-oportunidad-una-salvaguardia-sector-pesquero/